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1 de julio de 2013
Mi mascota
Os dejo esta página para que podáis tener vuestra propia mascota y le deis los cuidados que necesita como son: darle de comer, sacarlo a pasear, llevarlo al veterinario, lavarlo...
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Borja,
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Valores
30 de junio de 2013
Amistad
Hola niños/as, la amistad es muy importante y para que nunca la perdáis y la sepáis mantener aquí os dejo una página en la que podréis escuchar cuentos sobre ella para que toméis ejemplo.
http://cuentosparadormir.com/valores/cuentos-de-amistad
http://cuentosparadormir.com/valores/cuentos-de-amistad
Cuentos y más cuentos...
¡Hola niños y niñas!
Como se que os gustan mucho los cuentos aquí os dejo una página en la que podréis escuchar muchos cuentos sobre cuidar la naturaleza, espero que os guste mucho y toméis ejemplo.
19 de abril de 2013
La nube avariciosa
Érase una vez una nube que vivía sobre un país muy bello. Un día, vio pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca más llovería.
Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba. Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.
La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.
Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoiris del mundo.
Con este cuento espero que os dierais cuenta de que la avaricia y el egoísmo tienen consecuencias negativas donde menos se espera.
Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba. Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.
La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.
Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoiris del mundo.
Con este cuento espero que os dierais cuenta de que la avaricia y el egoísmo tienen consecuencias negativas donde menos se espera.
17 de abril de 2013
14 de marzo de 2012
El Valor de la Humildad
EL VALOR DE LA HUMILDAD.
En un precioso jardín vivía la mariposa más bonita del mundo. Era tan bonita y había ganado tantos concursos de belleza, que se había vuelto vanidosa. Tanto que un día, la cucaracha lista se hartó de sus pavoneos y decidió darle una lección.
Fue a ver a la mariposa, y delante de todos le dijo que no era tan bonita, que si ganaba los concursos era porque los jurados estaban comprados, y que todos sabían que la cucaracha era más bella. Entonces la mariposa se enfureció, y entre risas y desprecios le dijo: a tí te gano un concurso con el jurado que quieras. "Vale, acepto, nos vemos el sábado", respondió la cucaracha sin darle tiempo. Ese sábado todos fueron a ver el concurso, y la mariposa iba confiada hasta que vio quiénes formaban el jurado: cucarachas, lombrices, escarabajos y chinches. Todos ellos preferían el aspecto rastrero y el mal olor de la cucaracha, que ganó el concurso claramente, dejando a la mariposa tan llorosa y humillada, que nunca más volvió a participar en un concurso de belleza.
Por suerte, la cucaracha perdonó a la mariposa su vanidad y se hicieron amigas, y algún tiempo después la mariposa ganó el premio a la humildad.
Deportividad y tolerancia. Furmiga, el futbol de las hormigas
Por aquellos días, el gran árbol hueco estaba rebosante de actividad. Se
celebraba el campeonato del mundo de furmiga, el fútbol de las
hormigas, y habían llegado hormigas de todos los tipos desde todos los
rincones del mundo. Allí estaban los equipos de las hormigas rojas, las
negras, las hormigas aladas, las termitas... e incluso unas extrañas y
variopintas hormigas locas; y a cada equipo le seguía fielmente su
afición. Según fueron pasando los partidos, el campeonato ganó en
emoción, y las aficiones de los equipos se fueron entregando más y más,
hasta que pasó lo que tenía que pasar: en la grada, una hormiga negra
llamó "enanas" a unas hormigas rojas, éstas contestaron el insulto con
empujones, y en un momento, se armó una gran trifulca de antenas, patas y
mandíbulas, que acabó con miles de hormigas en la enfermería y el
campeonato suspendido.
El Valor de la Comunicación
ELVALOR DE LA COMUNICACIÓN.
Había una vez un hombre que salió un día de su casa para ir al trabajo, y justo al pasar por delante de la puerta de la casa de su vecino, sin darse cuenta se le cayó un papel importante. Su vecino, que miraba por la ventana en ese momento, vio caer el papel, y pensó:
- ¡Qué descarado, el tío va y tira un papel para ensuciar mi puerta, disimulando descaradamente!
Pero en vez de decirle nada, planeó su venganza, y por la noche vació su papelera junto a la puerta del primer vecino. Este estaba mirando por la ventana en ese momento y cuando recogió los papeles encontró aquel papel tan importante que había perdido y que le había supuesto un problemón aquel día. Estaba roto en mil pedazos, y pensó que su vecino no sólo se lo había robado, sino que además lo había roto y tirado en la puerta de su casa. Pero no quiso decirle nada, y se puso a preparar su venganza. Esa noche llamó a una granja para hacer un pedido de diez cerdos y cien patos, y pidió que los llevaran a la dirección de su vecino, que al día siguiente tuvo un buen problema para tratar de librarse de los animales y sus malos olores. Pero éste, como estaba seguro de que aquello era idea de su vecino, en cuanto se deshizo de los cerdos comenzó a planear su venganza.
7 de marzo de 2012
Igualdad. Iris, la niña futbolista
Había
una vez, una niña llamada Iris a la que le gustaba mucho jugar al fútbol con
los chicos de su clase. Desde siempre, Iris había sido una niña muy especial,
pues no hacía las mismas cosas que el resto de sus amigas, como jugar a las
muñecas, jugar a las princesas, pintarse las uñas, sino que Iris prefería irse
a jugar al fútbol.
Los chicos de su clase estaban
encantados con Iris, pues era mucho mejor que otros niños jugando al fútbol,
así que siempre intentaban que Iris estuviese en su equipo. Todos los niños de
su clase respetaban
que Iris jugara al fútbol.
Pero de repente un día, las amigas de Iris le dieron
de lado, pues no era como ellas. Cuando Iris se dio cuenta que
sus amigas ya no querían jugar con ella, se sintió muy triste, pues no
comprendía que porque a ella le gustase el fútbol, no podía ser su amiga.
Compañerismo. La ballena Lola
La ballena Lola era grande, muy grande, y solitaria, muy solitaria. Hacía años que no quería saber nada de nadie, y cada vez se le notaba más tristona. En cuanto alguno trataba de acercarse y animarla, Lola le daba la espalda.
Muchos pensaban que era la ballena más desagradable del mundo y dejaron de hacerle caso, a pesar de que la vieja Turga, una tortuga marina de más de cien años, contaba que siempre fue una ballena buena y bondadosa. Un día, Dido, un joven delfín, escuchó aquella historia, y decidió seguir a Lola secretamente. La descubrió golpeándose la boca contra las rocas, arriesgándose frente a las grandes olas en la costa y comiendo arena en el fondo del mar. Nadie lo sabía, pero Lola tenía un mal aliento terrible porque un pez había quedado atrapado en su boca, y esto la avergonzaba tanto que no se atrevía a hablar con nadie.
Cuando Dido se dio cuenta de aquello, le ofreció su ayuda, pero Lola no quería apestarle con su mal aliento ni que nadie se enterara.
- No quiero que piensen que tengo mal aliento -decía Lola.
- ¿Por eso llevas apartada de todos tanto tiempo? -respondió Dido, sin poder creerlo.- Pues ahora no piensan que tengas mal aliento; ahora piensan que eres desagradable, aburrida y desagradecida, y que odias a todos. ¿Crees que es mejor así?
Entonces Lola comprendió que su orgullo, su exagerada timidez, y el no dejarse ayudar, le había creado un problema todavía mayor. Arrepentida, pidió ayuda a Dido para deshacerse de los restos del pez, y volvió a hablar con todos. Pero tuvo que hacer un gran esfuerzo para ser aceptada de nuevo por sus amigos, y decidió que nunca más dejaría de pedir ayuda si de verdad la necesitaba, por muy mal que estuviese.
29 de febrero de 2012
Respeto. "Micha y su Abuelo".

El abuelo, el mayor de la casa, era muy muy anciano.
Sus piernas ya no soportaban su peso, sus ojos ya no podían ver, sus oídos no escuchaban y en su boca no quedaba un solo diente.
Su hijo y su nuera no le servían la comida en la mesa, sino al lado de la estufa, para que no ensuciara. Una vez le pusieron la comida en un tazón. Cuando el viejecito quiso levantarlo, lo dejó caer sin querer, y el traste se rompió. Todo se derramó sobre el piso. Muy disgustada, su nuera le reprochó que dañara los objetos de la casa y que rompiera así los trastes de su vajilla. Empleando un tono grosero, le dijo que a partir de ese día le servirían de comer en una cubeta de madera, como las que se usaban para dar su alimento a los animales.
El anciano suspiró hondamente pero no dio respuesta alguna a esas palabras que lo habían lastimado. Pasó algún tiempo desde esa ocasión. Un día estaban en la casa el hijo y la nuera del anciano.
Los dos esposos miraban con mucha atención al pequeño niño de ambos. El infante estaba en el suelo, jugando con unos bloques de madera. Los acomodaba de una manera y de otra, como si quisiera darle forma a un objeto en particular.
—¿Qué figuras estás haciendo con esos pedazos de madera, hijo? —preguntó con curiosidad su padre.
—Estoy haciendo una cubeta de madera papá. De esa forma, cuando tú y mamá sean tan viejos como el abuelo podré usarla para servirles su comida —informó el pequeño Micha.
Sin decir palabra, el hombre y la mujer se pusieron a llorar. Sentían vergüenza de haber tratado al abuelo de aquella manera. Desde aquel día le sirvieron nuevamente la comida en la mesa, y lo cuidaron bien.
El valor de la Generosidad.El Rico y el Pobre.
En algún lugar del norte de Europa vivía el
conde Walsegg, dueño de una enorme fortuna: entre sus bienes se contaban
casas, tierras y animales. Sus negocios lo obligaban a viajar con frecuencia y solía llevar consigo una bolsita con una
importante cantidad de monedas de oro. Una vez se le perdió en el
camino, pero como llevaba mucha prisa no se detuvo a buscarla.
A la orilla de ese camino vivía Roderick, un hombre muy pobre, dentro de una modesta choza en la que apenas tenía lo necesario. Una mañana que salió a buscar algunas hierbas para comer, se encontró la bolsita llena de relucientes monedas. En el pueblo cercano preguntó si no sabían quién era su dueño, pues quería devolvérsela. No logró saberlo.
A la orilla de ese camino vivía Roderick, un hombre muy pobre, dentro de una modesta choza en la que apenas tenía lo necesario. Una mañana que salió a buscar algunas hierbas para comer, se encontró la bolsita llena de relucientes monedas. En el pueblo cercano preguntó si no sabían quién era su dueño, pues quería devolvérsela. No logró saberlo.
15 de febrero de 2012
El Valor de la Amistad
Jorge y Nicolás eran dos grandes amigos: compartían juegos, experiencias, temas de conversación...todo lo que hacen los buenos camaradas. Lo único, tal vez, que distinguía su amistad de otras, era el hecho de que, mientras Jorge era un chico sano y fuerte, Nicolás era parapléjico, a raíz de una caída en su infancia, y se movía en una silla de ruedas.
Desde que empezaron a ir juntos a la escuela, allá por Primaria, un vínculo tan sincero como inquebrantable se formó entre ellos. Aunque eran muy distintos, sobre todo físicamente, se sentían genial el uno con el otro y en ese estado afectivo eran capaces de superar casi todas las barreras. Con frecuencia, Jorge empujaba la silla de ruedas de Nicolás hasta el colegio; sabía que excepto en tramos muy concretos, su participación no era necesaria, pero quería demostrarle que siempre podía contar con su ayuda. Era su colega del alma, y por él haría lo que hiciese falta.
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